Importancia de los antibióticos

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Muchos científicos estudiaban a fondo las enfermedades como la tuberculosis cólera o neumonía, pero muy pocos eran capaces de llegar hasta el final de su estudio. El bacteriólogo británico Alexander Fleming fue el autor del descubrimiento de la penicilina, un antibiótico que revolucionó la medicina moderna. La utilización de esta sustancia permite tratar diversas enfermedades que, hasta bien entrado el siglo XX, se consideraban incurables. Cabe reconocer que el hecho de que sea posible utilizar la penicilina en la actualidad no se debe únicamente a Fleming, sino que fue el resultado del esfuerzo de diversos investigadores. Fleming descubrió en 1928, que un moho que había crecido en un cultivo de su laboratorio había matado a todas las bacterias que se encontraban a su alrededor. Había descubierto la penicilina, el primer antibiótico que acabaría con muchas de las enfermedades mas temibles del mundo. La penicilina comenzó a utilizarse de forma masiva en la Segunda Guerra Mundial, donde se hizo evidente su valor terapéutico. Desde entonces, se ha utilizado con gran eficacia en el tratamiento contra gran número de gérmenes infecciosos además de enfermedades como la gonorrea y la sífilis.

En realidad, la penicilina inició la era de los antibióticos, sustancias que han permitido aumentar los índices de esperanza de vida en prácticamente todo el mundo. De hecho, el modelo de preparación de los antibióticos proviene de la penicilina.


Pero..., desgraciadamente este antibiótico resulto inútil contra la tuberculosis. Pronto se consiguió una cura para esta enfermedad pero la controversia que rodeo su descubrimiento se convirtió en una horrible batalla por la fama el dinero y el premio nobel. Todo empezó en la universidad Rutgers (nueva jersey) en donde sobresalía un inteligente inmigrante ruso llamado Selman A. waksman. Este era un profesor que, junto con un grupo de alumnos, estudiaban la cura de la tuberculosis. La misión de Waksman era mejorar la agricultura pero el descubrimiento de la penicilina le llevo a estudiar enfermedades que esta no podía combatir. El estaba convencido que la solución para encontrar la cura de la tuberculosis estaba en las bacterias de la tierra que el cultivaba.

Tras miles de experimentos y gracias a su destacado alumno, alberto schatz encontraron en 1943 un moho llamado Streptomyces Griseus que era capaz de matar al germen responsable de la tuberculosis. Habían encontrado el remedio para salvar incontables vidas.